miércoles, febrero 25, 2004

Batman: El regreso del Caballero Nocturno escrito por Frank Miller, con arte del propio Miller, Klaus Janson y Lynn Varley

Una pregunta que siempre ha corrido por la mente de los lectores de cómics (y también de los que no lo hacen) es por qué los personajes que aparecen en ellos parecen nunca envejecer, y al mismo tiempo parecen no cansarse de jugar sus papeles, ya sea combatiendo al crimen o siendo quienes lo cometen (en el caso de los villanos).
Cuando, en 1986, Frank Miller se dio cuenta que estaba a punto de cumplir más años de los que tenía Batman en sus historias, se hizo la misma pregunta. El resultado es la primer obra que elevó la opinión general de los cómics, de una especie de subliteratura, a obras con una verdadera (y poderosa) carga dramática, capaces de realizar con profundidad una crítica de la sociedad en que nacieron. A raíz de esta obra,además, revivió el interés de Hollywood por los cómics y dos años después veríamos "Batman" la genial obra de Tim Burton en el cine.
Al comenzar la historia, han pasado diez años después de que un envejecido Bruce Wayne (o Bruno Díaz, si lo prefieren) se retiró de su labor superheróica, y Ciudad Gótica se ha sumido cada vez más en una profunda decadencia, tanto moral, como legal. Es entonces, cuando la ciudad que ama lo necesita más, que el Caballero Nocturno se da cuenta que su destino es ser por siempre Batman, volviendo a vestir su manto aún cuando resulte tan pesado para sus viejos huesos. Acompañado por un nuevo Robin, que en esta ocasión es una chica llamada Carrie Kelly, Batman toma por asalto las calles para terminar con la amenaza de las pandillas de mutantes que dominan la ciudad. Después de enfrentarse a dos de sus mayores enemigos, el Joker (Guasón, si lo prefieren) y Dos Caras por última vez, Batman tiene un espectacular y mortal combate con su antiguo aliado, Superman, en una batalla de la que sólo uno puede salir vivo.
En cuanto al dibujo, siendo sinceros, es uno de los más feos que he visto. Y no es que sea malo, pues realmente transmite el sentido de oscuridad y crudeza necesarios para acompañar la profunda y crítica narración del autor, pero no es particularmente estético. Sin embargo, la historia no desmerece en lo más mínimo, por lo que les recomiendo que le den una checada si es que pueden (siempre pueden pedírmela prestada si estoy en Xalapa, pero esa es otra historia).
¿Por qué leer esta obra? No sólo porque fue la punta de lanza que estableció a los cómics como una lectura que realmente puede ser seria, sino, simple y llanamente, porque es una historia muy interesante que vale la pena leer. Una última advertencia, para comprender en toda su amplitud las múltiples referencias culturales que realiza el autor, deberían leer por lo menos dos veces la obra. Pero créanme, no se arrepentirán.