miércoles, marzo 10, 2004

Final Fantasy - Pray
Con música de Nobuo Uematsu y Voces de Lisa Ohku

En la que será mi primera reseña de un disco para el blog decidí escoger una verdadera joya que todo mundo debería escuchar al menos una vez en su vida. Final Fantasy Pray es un album que incluye versiones vocalizadas de canciones comunes a la serie de videojuegos Final Fantasy, yendo de los números 1 a 6 de la saga.

En un disco cuyas canciones son cantadas en no menos de cuatro lenguas, la vibrante y dulce voz de Lisa (o Risa) Ohku, vocalista principal de todas las canciones se destaca como el primer rocío de las hojas al iniciar la primavera y alejarse los hielos de la estación. Lisa canta en su idioma nativo, japonés, pero también lo hace en inglés, francés y portugués.

El tema general del disco es el de un largo y fantástico viaje por mundos a la vez hermosos y nostálgicos, con personajes memorables y cientos de historias que relatar. Justo como los juegos de los que nació... Uno casi puede imaginarse recorriendo vastas llanuras en un barco volador, acompañado de viejos y nuevos amigos, viendo correr bajo la cubierta a manadas de chocobos (las monturas emblemáticas de la serie) y viendo bailar en sus aldeas a los Moogles (otros personajes memorables de Final Fantasy).

No hay una canción que no se destaque de entre las once que componen a este disco. La cuarta canción, una edición orquestada del tema de apertura del juego Final Fantasy 6 es increíblemente poderosa y sensible. La quinta, el tema de amor de Final Fantasy 4 es bastante dulce y romántica. La ultima canción "Nao Chora Menina", es maravillosamente tierna y suave, como una canción de cuna. ¿Mi favorita? "The promised land", tema del juego Final Fantasy 2 y en mi opinión el tono emblemático que quiero transmitir en esta reseña: el de un viaje sublime y maravilloso que transformará la vida de los escuchas para siempre.

Para los fans de la serie este es un disco que deben tener. Para los que no lo son, pero busquen algunos de los tonos más sublimes y brillantes que puedan escuchar jamás, deberían echarle un ojo. No se arrepentirán. La barrera del idioma no es un problema; si cierran sus ojos y se dejan llevar por la música se encontrarán rápidamente recorriendo una y otra vez el sueño que sólo puede nacer de la última de las fantasías.