martes, marzo 30, 2004

La diatriba diaria sobre viajes y retrasos:

Como mencioné antes de partir el jueves, bastantes retrasos tengo ya para postear como para además aventarme un viajecito a París. Sin embargo, vuelvo con muchas cosas que comentar al respecto.

Empecemos por mencionar mis impresiones generales de la ciudad luz: es una ciudad enorme, y conocerlo todo en 4 días resulta francamente imposible. Aún así, es una experiencia única, y si algo me quedó claro es que en París no puedes caminar dos cuadras sin voltear a ver algún edificio impresionante, o detenerte y admirar lo que puede hacer el ingenio del hombre, mucho dinero y el egoísmo de quien lo tiene (el dinero) para mandar construir tales monumentos mientras el pueblo se muere de hambre. Áunque con los precios que cobran por entrar, ya veo que las masas parisinas han sabido cobrarse el favor de darle al mundo tales bellezas.

La gente: si hacemos a un lado el hecho de que me sentía ligeramente menos perdido que Bill Murray en Tokyo (malditas lecciones de la Alianza Francesa que no enseñan a pedir tu pizza sin un huevo estrellado encima), puedo contar sólo cosas buenas de los parisinos. La gente es amable, con excepción de uno que otro mesero, y están sumamente concientes de que un gran porcentaje de sus ingresos viene del turismo. Un consejo: estando en Francia es mucho más probable que les hablen en español que en inglés, pero siempre puede recurrirse al dedaso sobre los mapas y los menús, casi siempre con funestas consecuencias para la digestión.

Frío, mucho frío, y las distancias que hacen a cualquier turista ya no sentir sus pies tras medio día de recorrer la ciudad fueron las constantes del viaje, además del dolor en la cartera por los precios de las cosas. Además, viajar en plan turístico deja de lado la visión del París romántico que nos venden las películas. Pero siendo sinceros, caminar rodeado de tanta belleza (natural y artificial, jardines y palacios, mujeres y seres que no supe cómo clasificar) y escuchar de todo mundo un lenguaje tan suave al oído como el francés inspiraría a cualquiera.

El lado tragicómico del viaje: Como sé que esta es la parte que todo mundo quiere leer para burlarse del dolor ajeno (o sea el mío), procuraré ser breve y no darles mucho material para chingar a un servidor:

Quizá debí haberme imaginado de lo complicado que resultaría el viaje cuando perdí mis primeros 30 euros, gracias a los gritos histéricos y la mercadotecnia forzada de una bizca funcionaria de metro. Esta horrenda mujer, parecía no entender el concepto de comprar un boleto para tres días, pues terminó obligándome a adquirir uno para viajes ilimitados para un sólo día, caro y poco útil, además de chingarse mi cambio mientras intentaba pelear con su extraño francés y la histeria de mi coprotagonista de viaje.

Ya para cuando el primer día terminaba, y mis pies ya estaban de por sí cansados, caí en cuenta de una desventaja de la torre Eiffel: está tan grande que desde cualquier punto de la ciudad parece estar relativamente cerca, y cuando se me ocurrió que podíamos llegar caminando desde donde estábamos, descubrí que 12 o 15 cuadras se disfrazan bajo la esbeltez de la torre. Y mis pies siguieron pagando el precio....

Tras diversos intentos frustrados por recordar mis lecciones de francés (¿dónde quedó mi DELF A4? me preguntaba yo), y terminar haciendo que mi novia se comiera un yogurt insípido por interpretar mal un menú, el segundo día nos topamos con una pizzería cuyo idioma semi oficial parecía ser el italiano o el esperanto. Cualquiera menos mi mezcla de francés y español, pues en ningún momento nos enteramos que la pizza que pedimos incluía encima lo que debía ser un huevo estrellado y terminó siendo una desagradable mezcla con los demás ingredientes de la misma.

Ya para rematar, a mi síndrome de abstinencia, provocado por mantenerme alejado de un monitor de computadora por más de dos horas, se sumó un desconecte total del mundo, al grado que nunca supimos que estando en Francia nos tocó vivir el cambio de horario en Europa. Ya se imaginarán nuestra indignación cuando el lunes que regresamos, íbamos indignados por todos lados pensando en cómo tenían el descaro de adelantar los vuelos y las corridas de camión casi una hora, y dándonos palmaditas en la espalda por nuestra prudencia al levantarnos antes y prever cualquier eventualidad.

Un frío sudor recorrió mi espalda cuando, ya estando en Barcelona, caí en uenta de lo cerca que estuvimos de perder el vuelo y quedarnos atrapados, con menos dinero, pocas ganas y un montón de franceses, por lo menos durante un día más. Y luego me quejo de que el catalán es un dialecto complicado....

Next: Más detalles curiosos si es que me acuerdo sobre mi viaje a París, una futura reseña de La ciudad de los niños perdidos, la diatriba diaria sobre un obsesivo de los cómics y sus momentos de debilidad, y el típico recordatorio para que me pongan más comentarios y visiten la página, que la audiencia anda muy floja.

La canción obsesiva del día: The vines - Ride

miércoles, marzo 24, 2004

La diatriba diaria sobre viajes y retrasos:

Como si no tuviera suficientes razones para atrasarme en actualizar el blog, parto dentro de unas horas a Paris.

La ciudad luz será mi refugio por los siguientes cuatro días, pero espero que las experiencias ahí obtenidas sirvan para comentar ampliamente después.

Y además, agregándolo a mi larga lista de clichés, ahora también podré decir que "siempre tendremos París"

En el ínterin ahi les encargo el tag board, para que el público cautivo desfogue su envidia y sus ánimos castrativos.

La música obsesiva de la semana: Todo el soundtrack de Kill Bill, especialmente el tema del avispón verde. Tiriririririririririririiriririririirri.......

martes, marzo 23, 2004

La diatriba diaria sobre extrañas coincidencias:

Dicen que el mundo es un pañuelo, y por lo tanto varios podrían decir que sus hijos se han perdido en el mundo. A quien entienda ese chiste le será otorgado un reconocimiento por su alto nivel de humor escatológico.

Volviendo al asunto del post, hace poco me enteré que una vieja amiga de la preparatoria es conocida de mi prima, que dicha amiga se va a casar, y que por esos extraños azares del destino, coincidió con mi mamá precisamente cuando visitaba a mi prima, ocasión que se prestó para que, como buena madre, la mía sacara a colación mis viejas relaciones personales.

Katia, que es el nombre de esta amiga de la prepa, conoce hasta cierto punto a Paty, mi ex ("La Paty" para más referencias). El asunto es que entre lo que ella opinaba, y los detalles vergonzosos que le debe haber agregado mi mamá, comienzo a preguntarme cuánta gente puede llegar a conocer y opinar sobre nuestras vidas sin que nosotros siquiera nos enteremos.

A los miembros exiliados de la Gargarilla, tal vez les haga reflexionar el que, así como ellos disfrutan de desmenuzar la vida y desgracias de los demás, habrá quien se ocupe seguido de las suyas.

En otras noticias, habrán podido comprobar que no actualizo muy seguido el post. Paciencia, que apenas le estoy agarrando el modo a esto. Creo que esto de sacar los trapitos sucios de uno es un buen modo de mantener entretenido al público cautivo mientras se me ocurren más reseñas.

A final de cuentas, yo sé que los chismes son realmente la información que se les hace jugosa y entretenida. Ya se exige ver sus posts, donde los demás podamos criticarlos a ellos :P

La música obsesiva de la semana: Franz Ferdinand - Take me Out

miércoles, marzo 17, 2004

El gato negro de Edgar Allan Poe

A mi parecer, la máxima calidad en la obra de Poe se muestra en sus cuentos donde el terror no viene de una amenaza externa, sino de los más oscuros rincones del alma. Nadie como él le ha dado a los monstruos de nuestro interior la espeluznante solidez de la realidad, ni materializarlos del mismo modo. Sumados a sus vivas descripciones de ambientes ricamente adornados, o detalladamente grotescos, Poe nos hace compartir los sentimientos, temores y pesadillas que trastornan a sus personajes. Sus cuentos “grotescos” y “arabescos”, como él les llamó, son de los mejores en toda su obra, y como ejemplos tenemos El gato negro, Enterrado vivo o La caída de la casa de Usher .

"El gato negro nos cuenta" sobre la creciente locura de un hombre que desarrolla un odio irracional hacia todos los animales (a los cuales antes adoraba), y en especial hacia su gato. Su odio crece hasta hacerle cometer la locura de ahorcar a su mascota, y de ahí en adelante se suceden extraños sucesos que trastornan aún más al personaje: aparece una “reencarnación” del gato, con una mancha en la piel igual a la cuerda con que fue ahorcado el anterior, imágenes bizarras aparecen en las paredes después de un incendio y no desaparecen ni con varias capas de pintura. Estos y otros sucesos aumentan la locura del hombre, que termina por matar a su esposa y emparedarla. Ni siquiera después del inquietante desenlace podemos encontrar una explicación a su locura, por lo que nos queda la sensación de que a cualquiera podría ocurrirle lo mismo... y eso es lo más espeluznante.

Este cuento es sólo uno de muchos otros relatos excelentes que pueden encontar en las
Narraciones Extraordinarias, escritas por el propio Poe. Si pueden no dejen de checarlas.

¿Por qué leer este cuento? Porque es agradable sentir ese escalofrío recorriendo la espalda cuando nos imaginamos que el hecho podría sucederle a cualquiera. Yo por ejemplo, en esta semana he tenido mi propia cuota de actitudes extrañas y de reacciones explosivas sin motivo aparente. En el fondo, soy de la idea que todos traemos dentro ese "demonio" que podría orillarnos a cometer las mayores atrocidades si no lo tuviéramos "dominado" y "socializado". Pero claro, yo no puedo escribirlo tan bien como Poe, así que vale la pena que lo chequen, y ya que andan por ahí, lean los demás cuentos del libro, les van a gustar.

martes, marzo 16, 2004

La diatriba madrugadora sobre momentos de iluminación:

De hecho, y tras mucho meditarlo la respuesta me llegó sola a la cabeza. Esperen próximamente la reseña de El gato negro, uno de los mejores cuentos de Edgar Allan Poe (ya era hora que mencionara algo de él, shame on me) y excelente para explicar un poco mi estado de ánimo: el del odio irracional y el enojo hacia nadie y hacia todos a la vez.

Suerte que no tengo mascotas, aunque espero que los sartenazos no le toquen a mi mujer... porque me los regresa y ella si tiene carácter fuerte.
La diatriba diaria sobre el enojo...

Hoy fue uno de esos días que parecen no querer terminar y que lo hacen a uno dudar de levantarse el día siguiente. Y este ya es el tercero de una rachita bastante fastidiosa.

Sumado a mi enojo, me parece notar una pereza innatural, un desgano generalizado entre amigos, conocidos y colados. No sé si sólo soy yo o simplemente este mes no lo anima a uno a trabajar. A lo mejor es la cuaresma y la (de hecho) falta de recogimiento de este tecleador.

Por otro lado, y salvo Sófocles, el concepto de poeta está peleado con el de la felicidad. "No existen poetas felices" dicen, y aunque no soy poeta y mucho menos estoy feliz, uno supondría que este pesado estado de ánimo me inspiraría a poder escribir muchas más cosas.

Al menos ya me permitió postear dos veces en la misma madrugada, pero no sin antes pelearme largas horas con el template del blog y de sufrir innumerables frustraciones que me hicieron repetir mis cambios una y otra vez.

Eso debería enseñarme a no meterle mano a asuntos de los que no conozco mucho, pero por otro lado es el único modo de aprender.

A ver si esta semanita me enseña a fortalecer mi paciencia y al final del mes alcanzo la iluminación tras mucho meditar. Por lo pronto no hay mantra que me saque de mi enojo, y si puedo encontrar alguna reseña que tenga que ver con este tema en particular quizá la aplique, aprovechando el estado de ánimo.

Y no, reseñar Un día de furia con Michael Douglas sería una salida demasiado sencilla y la película todo mundo la conoce. Si alguien sabe un tema sobre el odio del que debería hablar, se aceptan sugerencias.

Ya para terminar, espero que los mini cambios al post sean de su agrado, aprécienlos, porque me costó mucho trabajo ponerlo s y quitar lo que sobraba.

La canción del día: Stereophonics - Maybe Tomorrow
La diatriba diaria sobre la fuerza de las palabras:

Para cómoda consulta del público cautivo he agregado un mini diccionario de palabras en ingés (aunque ya en la página se puede buscar también la traducción al francés), lo que me evitará tener que estar explicando algunos términos que quizá a veces no sean muy fáciles de entender.

Entre otros sucesos del día, esto me ha llevado a pensar en la fuerza que tienen las palabras en nuestras vidas, y más aún la forma en que las decimos. No hay nada que pueda resultar más agradable a la vista de alguien que como yo tiene el alma de un escritor frustrado, que el ver un texto bien escrito y que transmita sus ideas de forma sencilla y agradable.

Del mismo modo, casi podría considerarse una especie de ruido visual el deficiente manejo que los seres humanos (casi sin importar el país) tenemos de nuestros lenguajes. Podría seguir hablando de esto al respecto, pero este mini post era simplemente un anuncio así que reservaré mi mal humor para el siguiente.

domingo, marzo 14, 2004

La diatriba diaria sobre las obsesiones:

El público cautivo habrá notado a estas alturas la falta de una continuidad en los posts. Esto no tiene otra explicación que mi pereza y la falta de un tema sobre el cual comentar. Viviendo al otro lado del mundo uno pensaría que tendría distintas cosas que hacer, pero me he dado cuenta que los seres humanos somos criaturas de costumbres y que difícilmente las podemos dejar. En mi caso, muchas de mis costumbres rayan en el punto de la obsesión.

Recientemente superé la obsesión por averiguar qué era lo que hacía que mi computadora se trabara todo el tiempo con funestas consecuencias para mi gruñón y usual estado de ánimo. Entre otras, mis actuales obsesiones son: terminar el juego de la semana, lograr encontrar temas para postear al menos una vez al día, acabar de una buena vez La llamada de Chtulu, de H.P. Lovecraft, y escribir una historia interesante sobre mis vampiros victorianos para jugar este sábado.

A mi alrededor también se pueden ver ejemplos de las obsesiones del ser humano: sin ánimo de ofender, sorprende el impacto que ha tenido para los españoles la terrible serie de atentados de finales de la semana pasada. Me sorprende también cómo ese mismo ánimo obsesivo es el que les permitirá seguir adelante y continuar con sus vidas. El trabajo, la familia, las cuentas, los amigos, los pequeños placeres de la vida diaria.

Más de doscientas personas murieron la semana pasada, muchas de ellas seguramente tenían asuntos que nunca pudieron concluir. Y sin embargo, la vida sigue, y lo mejor que podemos los que seguimos vivos es seguir adelante, no podemos permitir que el miedo paralice nuestras vidas y nos haga ser presas del obsesivo anarquismo de un grupo de cobardes.

Yo por ejemplo, utilizao el tren para realizar no menos de 15 viajes por semana a distintos puntos de la ciudad o sus cercanías. Si permitiera que un grupo radical me asustara lo demasiado como para evitar siquiera ir a la escuela (y justificar mi estadía en este país extraño y familiar a la vez), estaría otorgándoles un control sobre mi vida que nadie puede permitirse. Su objetivo fue infundir miedo y confusión, su resultado fue despertar indignación y darle a la gente más razones para seguir viviendo y luchando.

Cuando empecé este post no esperaba caer en lo que pareciera una moda obsesiva desde hace dos años: el rechazo a la violencia y el terrorismo como una posible solución a cualquier problema. Lo cierto es que, más que una moda, el deseo de vivir en paz y luchar día con día por cumplir nuestras pequeñas obsesiones es razón más que suficiente para solidarizarme con las víctimas y sus familiares.

Sin importar qué tan cercano nos haya sido este suceso, creo que todos tenemos en él un buen recordatorio de lo frágil que es la vida y de lo mucho que tenemos que agradecer por seguir teniéndola.

La música obsesiva de la semana: Amy Grant - Simple things

miércoles, marzo 10, 2004

Mientras tanto en la dimensión repetitiva:

¿Notaron cuantas veces escribí la palabra sublime en la reseña anterior? Un premio para el primero que las cuente. Por otro lado, cuando uno escucha la voz de Risa Ohku cantando The Promised Land no puede menos que pensar lo maravillosa que resulta.

Y ahora, después de echarle tantas flores a este disco, espero que lo menos que haga el público cautivo es correr a comprarlo, y si no pueden al menos bajen las canciones de internet. Como ya les dije, no se arrepentirán.
Final Fantasy - Pray
Con música de Nobuo Uematsu y Voces de Lisa Ohku

En la que será mi primera reseña de un disco para el blog decidí escoger una verdadera joya que todo mundo debería escuchar al menos una vez en su vida. Final Fantasy Pray es un album que incluye versiones vocalizadas de canciones comunes a la serie de videojuegos Final Fantasy, yendo de los números 1 a 6 de la saga.

En un disco cuyas canciones son cantadas en no menos de cuatro lenguas, la vibrante y dulce voz de Lisa (o Risa) Ohku, vocalista principal de todas las canciones se destaca como el primer rocío de las hojas al iniciar la primavera y alejarse los hielos de la estación. Lisa canta en su idioma nativo, japonés, pero también lo hace en inglés, francés y portugués.

El tema general del disco es el de un largo y fantástico viaje por mundos a la vez hermosos y nostálgicos, con personajes memorables y cientos de historias que relatar. Justo como los juegos de los que nació... Uno casi puede imaginarse recorriendo vastas llanuras en un barco volador, acompañado de viejos y nuevos amigos, viendo correr bajo la cubierta a manadas de chocobos (las monturas emblemáticas de la serie) y viendo bailar en sus aldeas a los Moogles (otros personajes memorables de Final Fantasy).

No hay una canción que no se destaque de entre las once que componen a este disco. La cuarta canción, una edición orquestada del tema de apertura del juego Final Fantasy 6 es increíblemente poderosa y sensible. La quinta, el tema de amor de Final Fantasy 4 es bastante dulce y romántica. La ultima canción "Nao Chora Menina", es maravillosamente tierna y suave, como una canción de cuna. ¿Mi favorita? "The promised land", tema del juego Final Fantasy 2 y en mi opinión el tono emblemático que quiero transmitir en esta reseña: el de un viaje sublime y maravilloso que transformará la vida de los escuchas para siempre.

Para los fans de la serie este es un disco que deben tener. Para los que no lo son, pero busquen algunos de los tonos más sublimes y brillantes que puedan escuchar jamás, deberían echarle un ojo. No se arrepentirán. La barrera del idioma no es un problema; si cierran sus ojos y se dejan llevar por la música se encontrarán rápidamente recorriendo una y otra vez el sueño que sólo puede nacer de la última de las fantasías.

martes, marzo 02, 2004

Donnie Darko (2001)
Director: Richard Kelly

Si hay una palabra que pueda definir a esta película es “bizarro”, esta inclasificable pero sorprendentemente original película mezcla todos los posibles géneros cinematográficos (comedia, ciencia-ficción, drama juvenil y horror, entre otros) para presentar un viaje que por momentos resulta fascinante y en otros falla en lograr dejar una impresión profunda en el espectador. Sin embargo, resulta amplia y perturbadoramente entretenida la mayor parte del tiempo.

Jake Gyllenhaal (October Sky) interpreta a Donnie, un adolescente al borde de la esquizofrenia que poco a poco deja de distinguir entre los hechos más impactantes de la realidad (el choque de un avión que destroza su casa, en particular su cuarto) y las más bizarras alucinaciones (particularmente la de un extraño y reptiliano tipo de conejo del tamaño de un hombre, con una voz sumamente creepy que lo impulsa a realizar actos de vandalismo y destrucción).

Al mismo tiempo, el joven Donnie comienza a obsesionarse con la ciencia de los viajes en el tiempo y, en medio de sus alucinaciones, comienza a tener una profunda percepción de los aspectos más sutiles del mundo a su alrededor (la energía que desprenden todos los seres vivos, por ejemplo). Por si esto fuera poco, la escasa interacción social que tiene con la chica nueva del barrio (la preciosa Jena Malone, y si no saben quien es deberían averiguarlo) se ve cada vez más limitada por las visiones apocalípticas del joven que nadie más parece compartir.

Como ya dije, el film aborda los temas de la angustia adolescente, la religión, el amor y la ciencia ficción, en una forma muy poco ortodoxa que dejará a más de uno rascándose la cabeza intentando descifrar lo que acaba de ver (este tecleador incluido), pero no deja ser un viaje que vale la pena realizar simplemente para conocer algo totalmente distinto a lo que Hollywood nos tiene acostumbrados.

La historia está ambientada en los años 80, y el director Richard Nelly hace un excelente trabajo en transmitir al espectador el ambiente de esos años. Por supuesto, en mucho se ve ayudado por una excelente y en ocasiones espeluznante banda sonora, de la cual se destaca la canción “Mad World”, de Gary Jules (la cual, si pueden, deberían bajar).

¿Por qué ver esta película? Es un saludable, refrescante y extraño cambio a los temas que suele tratar el cine norteamericano, lo cual ya es una razón de sobra para apreciarla. También es un excelente reto mental, porque si alguien logra entenderla en toda su profundidad en la primera ocasión que la vea, se merece mis respetos. Y además, que me la explique, porque yo sigo preguntándome realmente qué sucedió al final.

La película no es nada fácil de conseguir, ya que no recibió mucha publicidad ni muy buenas críticas, pero créanme, vale la pena verla, aunque sea para aventarse un viaje sin necesidad de tomar ningún tipo de droga.

De acuerdo al Diccionario Cambridge de la Lengua Inglesa, la palabra eerie puede definirse como “extraño en una forma misteriosa y aterradora”. Así es esta película, y esa descripción por sí sola ya debería despertar el interés de cualquiera.